El bicarbonato de sodio ha sido aprobado como «biopesticida» en Estados Unidos y es utilizado con frecuencia en agricultura ecológica en Canadá y en Francia. Aunque propiamente no se le pueda denominar antifúngico, pues no mata directamente a los hongos, sino que más correctamente se le puede calificar de fungistático ya que bloquea el desarrollo vital de los hongos de una manera muy eficaz.
Su eficacia ha sido demostrada por numerosos estudios científicos (Japón, Italia, EE.UU. y Canadá …). Aunque las primeras menciones al uso del bicarbonato para combatir las enfermedades fúngicas de las plantas se remonta a principios del siglo XX. La primera mención escrita data de 1933 y corresponde a un fitopatólogo ruso que estudió su uso para combatir el oídio en las rosas. Después fue en Japón donde se estudió su aplicación semanal para combatir el oídio en pepinos, berenjenas y fresas. Posteriormente se comprobó en estudios realizados en Israel, también para controlar el oídio, que el bicarbonato aplicado conjuntamente con aceite vegetal daba mejores resultados.
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