Guía de Jardinería

Plantas anuales que se autosiembran Artículo Publicado el 14.08.2017 por Javi

Todos conocemos las plantas anuales y el gran servicio que nos ofrecen en el jardín. Fáciles de cultivar y mantener, por lo general, son una ayuda inestimable para agregar color a la decoración del jardín. Como sabes, estas plantas hay que sembrarlas cada temporada y su ciclo vital acaba con la misma. Pero lo que tal vez no conozcas es que algunas especies de plantas anuales se pueden autosembrar. Es decir que cumplen todo su ciclo vital y acaban el mismo sembrando sus propias semillas en el suelo para seguir perpetuándose.

El aliso de mar o Lobularia maritima es una planta que forma espesos tapices que se recubren de flor. Además sus flores tienen un suave aroma a vainilla. Con la finalidad de que la planta se autosiembre habremos de elegir variedades rústicas o de polinización abierta. Las variedades híbridas son estériles.

El aciano, Centaurea cyanus, destaca por el color azul de sus flores. Se reproduce con gran facilidad.

La Asperula orientalis es otro ejemplo. A menudo se la considera una flor silvestre. Y por cierto les encanta a los conejos.

La amapola de California, Eschscholzia Californica, es muy fácil de cultivar y no tiene problemas para reproducirse por sí misma.

El carraspique o cestillo de plata, Iberis sempervirens, es una planta anual de clima frío que se planta temprano y florece antes del calor del verano.

El género Clarkia acoge a unas 40 especies de plantas anuales originarias, en su mayor parte, de la zona oeste de Norteamérica. También hay alguna especie originaria de Sudamérica como la Clarkia tenella. En climas fríos se cultiva a principios de la primavera. En los lugares de clima cálido puede sembrarse en otoño y puede florecer durante el invierno.

Bella Diana u ojo de poeta, Coreopsis tinctoria, es una asterácea que florece en primavera y verano. Según climas puede comportarse como anual o perenne.

El cosmos, Cosmos bipinnatus, es otra asterácea y su origen se encuentra en México. Sus flores son muy llamativas y atraen a las abejas y otros polinizadores.

El lino, Linum, además de sus fibras útiles para formar tejidos también tiene una bonita floración de color azul pálido o blanco. En algunas especies también pueden ser amarillas.

La nomeolvides china, Cynoglossum amabile, se reproduce fácilmente y de forma prolija. Sus flores azules son muy llamativas.

Rudbeckia, Rudbeckia hirta, nos ofrece una gran cantidad de variedades entre las que elegir. Las rudbeckias anuales florecen más que las variedades perennes y con flores más grandes.

El género Consolida nos ofrece unas 40 especies con floraciones muy interesantes. Son plantas herbáceas de tallo erecto. Sus semillas están recubiertas de una dura película, se requiere escarificación para que puedan germinar. Se dejan una noche a remojo y se rascan con un cuchillo afilado o papel lija.

La arañuela, Nigella damascena, es una planta rústica y resistente que se cultiva por sus coloridas flores. Según variedades pueden ser amarillas, azules, moradas, lilas, rosas o blancas. Ideales para arriates y arreglos florales. Producen unas peculiares vainas que contienen las semillas.

Malope trifida es una planta herbácea de la familia de las malváceas. Es originaria del Mediterráneo occidental y sus grandes flores, 5-8 cm de diámetro, son comestibles.

Melampodium es un género de plantas tropicales originarias de América. Son parientes del girasol aunque de mucha menor altura. Son perfectas para las zonas más secas del jardín.

El género Reseda está compuesto de unas 70 especies. Aunque su floración no es muy llamativa la planta exhala un suave aroma a miel muy agradable. Necesita sol y suelos fértiles.

La portulaca o verdolaga de flor, Portulaca grandiflora, es una planta suculenta de crecimiento rastrero. Necesita suelos algo arenosos y pleno sol, las flores se cierran cuando están en sombra.

La capuchina, Tropaelum majus, es una planta rastrera de origen sudamericano. Tiene una larga floración veraniega. Sus flores, y el resto de la planta, son comestibles. Aunque si queremos que se autosiembre habrá que dejar algunas flores para que formen semillas.

La caléndula o maravilla, Calendula officinalis, también es una flor comestible. Igualmente habrá que dejar suficientes flores en la planta para asegurar el autosembrado.

La zarandaja, Lablab purpureus, produce unas vainas comestibles de color morado. Dejaremos granar suficientes vainas para que la planta pueda reproducirse. O guardarlas para sembrarlas la temporada siguiente si vivimos en una zona de inviernos duros.

Euphorbia marginata, conocida vulgarmente con nombres tan gráficos como velo de novia o nieve en la montaña, destaca por sus brácteas blancas que hacen parecer que está siempre en flor.

La cleome o pata de vaca, Cleome spinosa, crece hasta 90-120 cm de altura. Sus flores aparecen agrupadas en una inflorescencia. Si plantamos variedades de diferentes colores en la siguiente temporada obtendremos colores mezclados pues la cleome es una planta de polinización cruzada.

El guisante de olor, Lathyrus odoratus, es una planta trepadora que produce una floración muy aromática. También es una flor de polinización cruzada por lo que nos puede dar muchas sorpresas.

La Verbena bonariensis es originaria de las zonas tropicales de Sudamérica. Es muy atractiva para las mariposas. Pondremos un buen acolchado en el suelo para proteger las semillas hasta su germinación.

Gilia es un género de unas 50 especies de plantas americanas. Prosperan en suelo seco y arenoso. Sus flores producen mucho néctar por lo que resultan muy atractivas para las abejas.

Nicotiana sylvestris es una pariente cercana del tabaco. Produce flores tubulares muy aromáticas, sobre todo por la tarde a la caída del sol. Este aroma es su forma de atraer a los polinizadores. Las hojas son simples y algo pegajosas. Sus flores producen una gran cantidad de pequeñas semillas.


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