Guía de Jardinería

La fertilización de invierno de los rosales Artículo Publicado el 18.02.2013 por Javi

Para que sus rosales tengan más vigor, florezcan más y presenten una menor sensibilidad a las enfermedades es el momento de aportarles nutrientes de buena calidad. El abono de fondo tiene una acción progresiva y duradera, enterrado en invierno, estará disponible para cuando compience el despertar vegetativo de los rosales, entonces asegurará su alimento durante la primavera y el verano.

La fertilización de invierno de los rosales1

La elección de un fertilizante orgánico presenta la ventaja de favorecer la proliferación de microorganismos en el suelo, los cuales tras la digestión de los nutrientes permiten que las plantas los puedan asimilar. Para los rosales, los abonos orgánicos más convenientes, al menos en esta fase, son los cuernos y pezuñas triturados y torrefactados y el fosfato natural. Estos abonos no presentan ningún riesgo de producir quemaduras a las raíces y procuran una nutrición equilibrada, estimulan el crecimiento y la floración. Por otra parte garantizan una mejor salud de los rosales.

Cuando la tierra se haya descongelado retiraremos provisionalmente la capa superficial de tierra, unos cinco centímetros de profundidad bastarán, que cubre las raíces del rosal. Esparciremos el abono en esa zona en que hemos removido la tierra, medio puñado si se trata de la harina de cuerno y la mitad si se trata de fosfato natural. No hace falta echar más cantidad. Repasar con el rastrillo para incorporar el abono a la tierra y volver a cubrir con la tierra que habíamos sacado al principio. El abono orgánico de cuernos y pezuñas triturados y torrefactados es rico en nitrógeno y potasio.

Vía: rustica.fr


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