Guía de Jardinería

Cultivo del pino como bonsái Artículo Publicado el 06.01.2015 por Carolina

El pino es un género de las pináceas que abarca a un gran número de árboles muy extendidos por todo el mundo. De hecho se adaptan a diferentes climas y latitudes, adaptándose a las condiciones de cada entorno y desarrollando elementos propios.

Pino bonsai 1

Las especies de pino que más se emplean para la técnica bonsái son las europeas y las orientales. Del primer grupo hay que destacar el Pinus mugo o pino negro por ser la más popular. También se emplean mucho el Pinus sulvestris (muy conocido también por el nombre de pino albar) y el pinus halepensis (o pino carrasco).

De entre las variedades japonesas destacan: el Pinus densiflora (o pino rojo), el Pinus thunbergii (pino negro japonés), el Pinus pentaphylla (o pino blanco japonés) y el Pinus parviflora.

Por lo general, no resulta complicado obtener un buen ejemplar de bonsái de cualquier variedad de pino. El que requiere más cuidados es el Pino negro japonés, ya que requiere cierta altitud (unos 800 metros) para desarrollarse en buenas condiciones y resiste mal las exposiciones prolongadas al sol, pues tiende a debilitarse notablemente. También debemos tener cuidado con el Pino blanco japonés que requiere algo más sombra y humedad de lo habitual.

Pino bonsai 2

Una vez que hayamos seleccionado la variedad de pino que queremos cultivar mediante técnica bonsái hay que prestar atención a los cuidados. En este sentido hay que destacar lo siguiente:

  • Los pinos requieren suelos secos y con buen drenaje. Suele utilizarse un sustrato específico que ya hay en el mercado para este tipo de cultivos: el kiryuzuna.
  • Antes de regar nuestro pino debemos comprobar el estado de la superficie de su sustrato. Si está seco, podremos seguir agregando agua; si no, evitaremos seguir mojándolo.
  • Como la madera del pino es muy flexible, son ejemplares que se modelan con facilidad. Así pues, no tendremos que emplear un alambre grueso. Esto, sin embargo, conlleva un impedimento y es que al tener una madera blanda su capacidad de putrefacción es mayor a la de otras variedades de la misma familia. Así pues, debemos observarlo si lo tenemos en el exterior, pues las inclemencias meteorológicas pueden acabar con nuestro proyecto.
  • Podemos desarrollar trabajos en todos los estilos, pues incluso su tronco central es lo suficientemente modelable.
  • Debemos trasplantar a nuestro ejemplar cada tres o cinco años. La primera frecuencia es para los pinos jóvenes; la segunda para los adultos.

Cuando trasplantemos a nuestros pinos debemos evitar lavarles las raíces. También es conveniente conservar buena parte del sustrato anterior para el nuevo contenedor.

Fotos: flickr.com


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