Cuando pensamos en un jardín, pensamos en plantas. Obviamente las flores, los árboles y los arbustos son el corazón del jardín. Pero para reforzar las líneas directrices, para resaltar los macizos, para separar los espacios, para contrastar con el verde de los vegetales qué mejor que la piedra y sus modernas variantes, ladrillos y hormigón. Los muretes tienen una dimensión funcional y estética, deben ser acordes con el ambiente del jardín y de la casa. Si nuestra casa es antigua, evitaremos el uso de hormigón y si vivimos en una casa moderna un muro de piedra seca no causará el mejor efecto.
Hay tres tipos principales de materiales que podemos usar para construir los muretes:
Piedra seca
La piedra es el más clásico y el más natural también. Lo ideal es utilizar piedra de nuestro entorno (incluso utilizando las piedras extraídas del jardín). Se fortalecerá así el tipismo del jardín que tendrá un aspecto más natural, más acorde con el medio circundante.
La construcción de un murete de piedra seca no es sencillo, tiene sus propias normas, y su solidez va en función del grado de cumplimiento de esas normas. Pero es el que más vida aportará al jardín con sus innumerables intersticios que rápidamente acogerán fauna y flora.
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