Guía de Jardinería

La Clivia Artículo Publicado el 01.04.2012 por Jorge

La Clivia pertenece a la familia Amaryllidaceae. Contrariamente a la mayoría de las otras de la familia, las tres especies de este género no son verdaderamente bulbosas: el bulbo es imperfecto, constituido por la base de las viejas hojas; gruesas raíces carnosas y esparcidas, gris-blanquecinas, se implantan firmemente en la tierra. Las hojas ensiformes, con ápice más bien redondeado, son opuestas, estrechamente imbricadas en la base, formando un abanico; a medida que las nuevas hojas nacen desde el centro, las viejas tienden a ondularse caprichosamente; la vara floral, gruesa y carnosa, que surge erecta en el centro, lleva en la punta una inflorescencia en forma de umbela con 12 a 20 flores pedunculadas de corola imbutiforme y erecta, escarlata o anaranjada, comúnmente con la abertura amarilla, formada por seis tépalos, tres externos y otros tres internos.

Notas de cultivo al aire libre

Son cultivables al aire libre en todas las zonas de clima moderado, pero dado que es muy fácil hacerlas florecer inclusive en interiores, a condición de respetar algunos requisitos, son populares en todos los países y regiones no demasiado calurosos. Entre estos requisitos figura el concerniente a la temperatura invernal, que durante dos meses aproximadamente no debería superar los 8 a 10°C.

En interiores

La Clivia nunca soporta bien un excesivo calor pero tolera, aunque parcialmente, el sol, del cual sin embargo será necesario repararla en las horas y los períodos más calurosos para evitar que aparezcan manchas marrones en las hojas. Siempre es mejor procurarle luz difusa intensa y limitar las posiciones soleadas a las orientadas al este y sólo durante el período de floración, porque la planta crecerá mucho mejor.

Si se puede, es mejor colocarla al aire libre, reparada de los rayos solares, regándola regularmente hasta principios del otoño, cuando se la deberá proteger de la lluvia y las heladas, a una temperatura de 8 a 10°C, regándola muy poco o casi nada. Con este tratamiento, los brotes florales deberían aparecer después de dos meses aproximadamente, y cuando las varas hayan alcanzado unos 15 cm de altura, se podrá llevar la maceta a un ambiente muy luminoso, con temperatura aproximada a los 18°C; incrementar entonces los riegos, complementándolos con abonos de fertilizantes liquidos en las dosis indicadas, cada 15 días. La floración debería prolongarse durante semanas, pero lo que generalmente se ignora es que, transportando con un pincelito el polen de una flor al estigma de otra, se logra estimular fácilmente la formación de frutos carnosos y anaranjados, de vida prolongada y efecto decorativo. Naturalmente, de este modo la planta se agota y se podrá comprometer la floración siguiente.

fruto clivia

Normalmente, una vez que las flores se marchitaron, se corta la vara floral en su base; luego, cuando el residuo de vara también se haya secado, se lo cortará.

La planta emite con facilidad muchos vástagos, que se podrán separar cuando hayan echado raiz, para formar nuevas plantas; sin raíces, no prenderán. La operación resultará un poco dificultosa porque en ese interín el ejemplar habrá alcanzado considerables dimensiones y la maceta estará llena de raíces tan fuertes como para quebrarla; convendrá realizar dicha operación junto con el trasplante, cada tres o más años. Es preciso decir que si no hay impedimentos y hasta el limite de lo posible, la Clivia florece mejor en una maceta pequeña. Tierra de hojas y tierra estercolada en partes iguales con agregado de arena la favorecerán; la maceta de trasplante debería ser sólo un poco más grande que la anterior; si fuera el caso, se cortarán las raices mas gruesas y viejas. Salvo podredumbres provocadas por riegos excesivos, la planta no deberia sufrir enfermedades.


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