Guía de jardinería

Llega el otoño y la gran mayoría de las flores que solemos cultivar llegan a su fin o hace tiempo que lo hicieron. Pero tenemos todo un clásico que nos puede alumbra y dar una nota de color en nuestro jardín durante esta estación, el crisantemo. Incluso si vivimos en una zona geográfica de inviernos suaves podemos seguir teniendo flores durante todo el invierno.

Crisantemo es todo un género formado por una treintena de especies y los cultivares que se han desarrollado a partir de dichas especies son millares. Por eso podemos encontrar crisantemos de muchísimos colores y formas. Así tenemos las de forma simple, tipo margarita, las de flor grande y compuesta, los pétalos se abarquillan hacia arriba o hacia abajo y las de flor compuesta que toma forma esférica como un pompón.
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La Iresine es una planta ornamental de hoja perenne que se puede cultivar tanto en maceta como en el jardín. Siempre que la temperatura de la zona geográfica donde vives lo permita, pues al ser una planta de origen tropical, Brasil, no tolera temperaturas inferiores a los 15ºC. Pero vale la pena el esfuerzo pues el bonito color rojo de sus hojas es todo un regalo para la vista.

Es una planta herbácea formada por numerosos tallos erectos que pertenece a la familia de las Amarantáceas, muy extendidas por América y Australia. Las dos especies más cultivadas son la Iresine herbstii, de hojas acorazonadas y la Iresine lindenii que presenta hojas alargadas y lanceoladas. Aunque podemos encontrar muchos cultivares de cada especie.
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Una de las tareas que muchos jardineros suelen olvidar en la estación veraniega es la poda de las flores marchitas. Hay que ser realistas y aunque nos pese reconocer que ya han terminado su ciclo ornamental y es mejor deshacerse de ellas tanto para que la planta presente un mejor aspecto como para promover una posible nueva floración. Después de que la flor se marchite, si ésta ha sido fertilizada, se formarán las semillas que buscan prolongar la vida de la especie. Bien, es una ley natural pero tal vez a nosotros no nos interese en este momento tener un mayor número de las plantas en cuestión.

En cambio podemos preferir que la planta florezca nuevamente y que reserve para ello sus energías. Pero también podemos dejar unas cuantas flores marchitas en la parte trasera de la planta, donde no se vean mucho a primera vista, para que se formen semillas y bien las recojamos y guardemos o bien dejemos que se produzca la reproducción natural de la planta.
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Los arbustos y las plantas perennes de floración estival nos ofrecen un bello espectáculo hasta la llegada del verano. Si la primavera ha sido lluviosa no habrá habido ningún problema y las plantas se habrán desarrollado perfectamente con una rica floración. En cambio conforme va entrando el verano es cuando pueden aparecer los problemas. A las plantas perennes y a los arbustos no les sienta muy bien mantener las flores y formar las semillas en esta estación en la que suele faltar el agua.

Al jardinero además no le interesa mantener esas semillas pues en la mayoría de las ocasiones no van a servir para nada o sólo en muy pequeño número. Es momento de sacar las tijeras de podar y comenzar a sanear los arbustos y plantas perennes de esas flores que ya han cumplido su papel.
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La poda de verano es una tarea que se suele pasar por alto pues no se le da la importancia que tiene. Aunque en ocasiones puede resultar tan trascendente o más que la poda de invierno para algunos árboles y arbustos. Algunos de los beneficios que tiene la poda de verano van más allá de la poda tradicional formativa, ya que puede promover la floración y la fructificación consiguiente. La herramienta que usaremos serán las tijeras de podar corrientes para cortar los tallos jóvenes y en el caso de los tallos viejos podemos usar tijeras de podar grandes.

1.- Promover nuevos brotes. En algunos árboles frutales como los manzanos y los nísperos podar las ramas crecidas en la primavera por encima de una yema hará que aparezcan nuevos brotes y aumente la floración.
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Tras la recolección de las inflorescencias perfumadas de la lavanda es bueno llevar a cabo una poda de mantenimiento de la planta. Así su forma conservará proporciones regulares y armoniosas. La poda de formación y mantenimiento se realizará cuando la planta no tenga flor, en otoño o primavera.

La poda generalmente la realizaremos con unas tijeras de podar corrientes pero si tenemos plantados varios pies de lavanda juntos para formar una mata espesa podemos usar unas tijeras cortasetos para que el trabajo resulte más rápido. Las plantas viejas con gruesas ramas deberán cortarse con la tijera de podar. Aunque hay que tener siempre la precaución de no dejar ningún pie sin hojas pues sería fatal para él.
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