Guía de Jardinería

Cultivo y usos de la caléndula Artículo Publicado el 08.05.2017 por Javi

La caléndula es una planta muy conocida por los jardineros aficionados de todo el mundo. Pero lo que tal vez no todos sepan es que se trata de una hierba medicinal muy versátil. O sea que la podemos usar como planta ornamental para darle un brillo especial a nuestro jardín con sus coloridas flores y después recolectarlas para preparar diversos remedios.

La caléndula es una planta anual de crecimiento rápido y fácil cultivo. Alcanza unos 50-70 cm de altura y podemos encontrarlas con una amplia carta de colores como naranja, amarillo, albaricoque y diversas mezclas de ellos. Es típica de las regiones mediterráneas y es una flor de verano aunque si el clima lo permite se puede cultivar durante todo el año.

El cultivo de la caléndula se realiza a partir de semillas. Estas son características pues son de gran tamaño y de forma que recuerda a pequeños gusanos. Hay que asegurarse al adquirirlas que se trata de Calendula officinalis que es la variedad que cuenta con propiedades medicinales ya que hay otras especies del género Calendula que son tóxicas.

Es muy habitual que las siembres un año y al siguiente aparezcan ejemplares en otra parte del jardín. Crece con gran facilidad y en ocasiones puede resultar una planta invasora por esa facilidad que tiene para reproducirse. Su follaje es de color verde intenso y con hojas lanceoladas y aromáticas.

Las flores de la caléndula son comestibles y aportan un sabor ligeramente picante y sabroso a ensaladas y platos elaborados. Se usa por ello bastante en la cocina. Otro uso que tiene es como sustitutivo del azafrán pues sus pétalos tienen la propiedad de dar color a los guisos.

Para conservar las flores de caléndula se han de secar y podemos hacerlo de dos formas básicamente. La primera es haciendo ramilletes de caléndulas y colgándolas boca abajo en un lugar fresco y seco y otra forma es usar un deshidratador.

Uno de los usos más habituales de la caléndula es para tratar problemas de la piel. Aunque hay que tener precaución y probar antes pues algunas personas muestran hipersensibilidad a esta planta. Tampoco deben usarla las mujeres embarazadas o en el periodo de lactancia. Con caléndula se preparan cremas, ungüentos y aceites para tratar problemas cutáneos e inflamaciones. Antiguamente se usaba en cataplasmas para tratar los ataques de gota.

También se usa en infusión para tratar dolencias leves de la piel, de la mucosa bucal o de la garganta. El primer paso para preparar cremas y ungüentos es hacer un aceite de caléndula. Sólo hay que dejar macerar las flores secas en aceite y guardarlo en un bote de cristal. Y podemos usarlo para decorar mientras tanto pues quedan muy bonitas las flores en el aceite. Quemaduras leves, rasguños, labios agrietados y picaduras de insectos se pueden tratar fácilmente con un poco de aceite de caléndula.


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